Literatura
Reseña
abril 2025
Civilización y Barbarie. Voltaire, Montaigne y Disney unidos en sus estereotipaciones
Por Alvaro Marrocco
En la década del 70´, dos teóricos de la comunicación, escribieron un libro llamado Para leer al Pato Donald (1972), Ariel Dorfman, (argentino-chileno) exiliado de la dictadura pinochetista y Armand Mattelart (Belga), quienes se propusieron analizar las historietas publicadas por Walt Disney para el mercado latinoamericano desde una mirada anticapitalista. Ambos, diseñaron
una pieza de estudio para que empecemos a preguntarnos: ¿Qué hay detrás de las producciones culturales de la factoría Disney?
Uno de los dibujos animados que trabajan estos investigadores es Rico McPato y sus aventuras, todo un clásico para los niños. El dibujito cuenta como a través de expediciones por todo el globo terráqueo buscando tesoros ocultos, se muestran habitantes de regiones inexploradas, ocultas y oscuras. Si bien, los fines por los cuales Tío Rico, emprendía esos viajes son para llenar su bóveda de dinero; Lo interesante radica en ver como caracterizan a las tribus y nativos que allí habitan.
Oscuros sujetos, adornados de huesos en sus cabezas y collares de dientes sobre sus cuellos. Siempre se los mostraba hambrientos revolviendo con grandes cucharas de madera un caldero presto al hervor, o bien atizando brazas sobre gigantes parrillas a la espera de algún explorador perdido. El descenlace siempre era el mismo, de alguna u otra forma, Rico McPato y sus sobrinos, lograban escapar, ya sea, desamarrándose las cuerdas, rompiendo la jaula de bambú en la que yacían, o bien, gracias a la ayuda de Joe Mc Quack, quien acudía en su rescate a segundos de ser devorados por estos salvajes.
Ahora, Disney no fue el único que hizo caracterizaciones estereotipadas de nativos de indias y habitantes de tribus salvajes. En otras épocas, dos ensayistas como Voltaire (1964 -1778) y Michel de Montaigne (1533–1592), en sus expediciones de viajes también se ocuparon de construir estereotipos negativos de las tribus de otras latitudes.
Voltaire en el Siglo XVII, en su texto Cándido o el optimista (1759), en uno de sus capítulos llamado, Que fue de los dos viajeros con dos muchachas, dos monos y los salvajes llamados orejones, elabora un retrato bastante capcioso sobre estos salvajes habitantes de tierras extrañas, quienes entre sus costumbres, tenían la rara afición de comer carne humana, más aún -dice el propio autor- si eran jesuitas. Contra estos servidores de la iglesia había una especial delectación.
En uno de los fragmentos del capítulo sus protagonistas, Cándido y su fiel discípulo Cacambo, son emboscados por una tribu de caníbales, quienes confundiéndolos por jesuitas pretenden darles muerte. Allí dice: -los cercaban unos cincuenta orejones (así se hacían llamar estos habitantes) (…) unos hacían hervir un grandísimo caldero, otros aguzaban asadores-.
Voltaire toma posición respecto de la actuación de los jesuitas como órgano evangelizador de la iglesia en tierras americanas. Y la novela termina actuando como crítica encubierta de sus ideas.
Michel de Montaigne, en uno de sus ensayos titulado De los caníbales (1580), relata cómo algunos pueblos guerreros residentes en las indias, luego de combatir a modo de supervivencia con otras comunidades, mantenían un trato deferente con sus prisioneros, a tal punto que se los atendía en todos sus pedidos. Acto seguido, los colocaban sobre parrillas, los asaban y se los comían.
En uno de los fragmentos del texto dice: -no comen para alimentarse (…) sino para llevar la venganza hasta el último límite-
Ambos autores tratan la antropofagia como costumbre de otro mundo.Voltaire en boca de Cándido dice:
-el derecho natural enseña a matar al prójimo (…) nosotros no ejercitamos el derecho de comérnoslo porque tenemos otros manjares-
Montaigne, por su parte dice:
-creo que no hay nada de bárbaro en esas naciones (…) lo que ocurre es que cada cual llama barbarie a lo que es ajeno a sus costumbres-.
Las descripciones de las tribus expuestas tanto en Rico McPato y sus aventuras, como en los fragmentos de texto vistos en Voltaire y Montaigne encubren en la construcción misma de sus relatos, fuertes críticas al otro, ese que habitó regiones inhóspitas, ese que vivía fuera de la civilización, y al cual había que domesticar, cazar o adoctrinar. Porque muchas de las veces, el relato termina siendo siempre el mismo. De un lado del poder esta la civilización, y del otro, la barbarie.
Alvaro Javier Marrocco. Licenciado en Periodismo (UNR) Rosario, Santa Fe. Colaboró en los medios gráficos; La Capital de Rosario, El Litoral de Santa Fe. También en revistas digitales de Argentina y del extranjero.
