Literatura
Ensayo
octubre 2024
Teoría Literaria – Ensayo de análisis semiótico
La novia robada – Juan Carlos Onetti
Intertextualidades de amor, de locura y de muerte
por Martín Aráoz
El cuento La novia robada de Juan Carlos Onetti presenta una serie de alusiones a otras obras literarias, que van tejiendo una serie de hilos semióticos, dispuestos en forma enigmática para que el lector los descubra y enriquezca la obra.
Desde una mirada semiótica, se define al acto de lectura como aquél en el que se procede a la decodificación de un texto, como nueva recreación de sus significados explícitos o subyacentes, considerando a la acción participativa del lector como punto de partida necesario. La obra literaria, por tanto, se erige como acto comunicativo entre el productor del texto, o autor, y el decodificador del mismo, es decir, el lector. En la obra La novia robada, este juego de interacción mediado por un entramado de signos, se plantean una serie de enigmas intertextuales que el lector debe resolver a fin de develar todos los focos significativos que el autor ha ocultado. Al momento de dicha resolución, se alcanza a cumplir el ciclo comunicativo de interpretación textual, donde son posibles múltiples lecturas, siempre que guarden coherencia con el sentido último de la obra.
La primera de estas relaciones entre obras se presenta en el título mismo, que nos remite al cuento La carta robada, de Edgar Allan Poe, planteando dos caminos de enriquecimiento: por uno, la carta, como género epistolar presente y de gran relevancia en ambos cuentos, junto a la fórmula del enigma que el lector debe resolver; y, por otro, la idea de lo robado, que metafóricamente alude a la pérdida o sustracción de los sueños e ideales de Moncha.
El segundo nexo intertextual se establece con el cuento de William Faulkner, Una flor para Emily, cuya protagonista, al igual que Moncha, cae trágicamente en la locura por un amor no concretado. También se observa, como aspecto común, la narración desde el punto de vista de los demás habitantes del pueblo, quienes centran su atención en los chismes construidos a partir de información parcial y subjetiva. Onetti también alude explícitamente a la obra de Faulkner al decir que la historia ya fue “vivida por otra Moncha en el sur que liberaron y deshicieron los yanquis”. Por último, la narración también parte desde el momento en que la protagonista está muerta y reconstruye el pasado, en oposición a un presente de modernidad; la existencia estática de los viejos, contra la juventud de Moncha.
Otro vínculo se establece con la obra de teatro La cola de la sirena, de Conrado Nalé Roxlo, donde su protagonista, Alga, abandona su mundo y pierde la razón por el amor de Patricio; realiza un sacrificio de amor al permitir que operen su cola para volverse humana, mientras que Moncha se enclaustra en su locura, simbolizada por el encierro entre las cuatro paredes de su jardín. Se plantea en ambas obras una dicotomía entre el mundo de los sueños y el mundo real; lo irracional del amor versus la razón de los vecinos-testigos. Las dos novias son trágicamente castigadas en el final.
Al igual que Brausen[efn_note] En La novia robada: La aceptamos, en fin, y la tuvimos. Dios, Brausen, nos perdone. Pág 6.[/efn_note] (obsesionado con la idea del suicidio), el personaje del viejo Lanza aparece asimismo en el cuento El infierno tan temido, de Onetti. En La novia robada, este personaje es un chismoso irresponsable, que da noticias sobre Moncha; también juegan un papel en la narración de El infierno tan temido las cartas escandalosas, desencadenantes de las desgracias de Risso.
No solo el pueblo, sino también algunos personajes de La novia robada habían aparecido ya en la novela Juntacadáveres, de 1964. En esta historia, Larsen, más conocido como Juntacadáveres (apodo que se ha ganado tras haber inventado el patronazgo de las prostitutas pobres, viejas, consumidas, desdeñadas), planea instalar el burdel de sus sueños en Santa María. La desaprobación y el rechazo no demoran en aparecer entre los lugareños, comandados por el cura Bergner, Marcos Bergner (sobrino del sacerdote, matón, antisemita y heredero de los terratenientes reconocidos por sus excesos) y las muchachas de la Acción Cooperadora (quienes reclaman: “Queremos novios castos y maridos sanos”).
En conclusión, vemos aquí cómo Onetti ha tramado su materia narrativa a partir de focos de significados, tanto lingüísticos y originales, como también basándose en fuentes literarias célebres que tienden un diálogo con la tradición, resignifican los motivos universales, y profundizan el valor de la experiencia estética de su creación.
Martín Aráoz nació en Buenos Aires, Argentina, en abril de 1973. Cursó estudios universitarios en la carrera de Traducción Científico-Técnica y Literaria en la Universidad de Morón. Una vez obtenido su título de Traductor Público, continuó formándose en materia de traducción contable y financiera, al tiempo que se desempeñaba como traductor en diversas consultoras y empresas en la Ciudad de Buenos Aires. Realizó estudios universitarios de Filosofía en la Universidad de General Sarmiento, y obtuvo su titulación de Licenciado en Lengua Inglesa por la Universidad Católica de Cuyo. Actualmente se dedica a la docencia y cursa el Profesorado en Lengua y Literatura en el Instituto de Educación Superior “Salvador Calafat”, en General Alvear, Mendoza.