Literatura
Reseña/Entrevista
junio 2024
Entrevista a Guido Schiappacasse, autor de «Relatos para soñar feliz»
Querido lector, quien escribe es Guido Schiappacasse, oncólogo médico de profesión y escritor de hábito. Sin ánimo de aburrirlos quisiese contarles que en mi profesión he sido testigo de la vulnerabilidad y la fragilidad de la vida; pero también he atisbado en los demás y en mí mismo la empatía, la generosidad y el amor; y todo aquello lo he vertido en páginas en blanco.
En esta oportunidad me permito presentarles mi segundo libro de cuentos, «Relatos para soñar feliz»1, dirigido a adolescentes y adultos jóvenes y no tan jóvenes. Esta obra ya está disponible en formato e-book en Amazon y otras plataformas, y a contar de junio del año 2.024, en formato físico en las estanterías de las principales librerías de mi país, Chile.
Ahora bien, esta obra está compuesta por 13 relatos breves distribuidos en tres capítulos.
Así, las narraciones del primer acápite exploran los sentimientos, ilusiones, deseos y dones de las damas del ayer y de hoy, aprisionadas por sociedades tan machistas como patriarcales.
A modo de ejemplo, en «El misterio del árbol de cerezo», «Entre pinturas, lienzos y colores» y en «Sayumi y el emperador» podemos sorprendernos con mujeres que no esperan a que el príncipe azul las rescate, sino que enfrentan con arrojo y decisión las dificultades de la vida e intentan resolverlas; es más, al tomar los cuernos del embrollo por las astas impulsan a su príncipe a progresar y a desarrollar su potencial humano.
Y qué decir de Arlene Haaly, que en «El resplandor del firmamento» sigue su pasión infantil decidiendo estudiar el doctorado en Astronomía, pese a que el mundo de la ciencia en la primera mitad del siglo XX está hecho por hombres y solo para los hombres, las damas no tienen cabida en este convite; solo la cocina, la crianza de los hijos y el sometimiento ante el bastón del patriarca las espera y nada más que aquello.
Así mismo, Teresa Wilms Montt, en «Torbellino de pasión y letras» seguirá sus sueños de poetiza sin importarle que aquello espante a las estrictas normas sociales del Santiago de Chile de principios del siglo XX.
El segundo manojo de cuentos reencanta con moralejas de antiguas leyendas aplicables como guías y enseñanzas, incluso en la Época Contemporánea.
En «El reloj del fin de los tiempos» una maldición se posa sobre Praga, en la república Checa. Cada vez que el aparataje del reloj astronómico de esta ciudad en su funcionamiento falle, grandes males caerán sobre esta polis y sus pobladores. Es por eso que se cuenta que hoy en día, ante la posibilidad de que la detención del reloj vaticine el desencadenamiento de la III gran guerra a raíz del enfrentamiento armado entre Rusia y Ucrania, este artilugio es revisado por el ayuntamiento en su funcionamiento, incluso todos los días.
«El escrito del Diablo» nos recuerda que, en el Medioevo, Germanus, un lascivo monje con ánimos de salvar su vida, se enfrenta a la necesidad de escribir en tan solo una noche un libro que contenga todos los saberes del mundo. Por ello, pacta con Lucifer, quien realiza en tan corto período de tiempo esta magna obra, incluyendo una Biblia en este tratado. Pero este libro contiene un mal en sí mismo y desencadena tribulaciones y pesares en su poseedor, por ello, en el presente, el reino de Suecia ha ocultado este libraco de los ojos del mundo.
En «Plática con un inmortal» un avaro y mezquino judío es castigado por no darle a Jesús a beber un poco de agua durante su viacrucis. Desde entonces el infeliz está condenado a envejecer, pero no puede morir y por esto sufre con el fallecimiento de cada uno de sus seres queridos a lo largo de los siglos. Y si el judío experimentara el verdadero arrepentimiento, ¿aquello podrá alivianar su mal?
En «El cónclave de Hawái» las divinidades deciden no destruir a este archipiélago y a los hombres que lo habitan, pese al comportamiento continuamente codicioso y perverso del ser humano. Así, cada centenar de años los dioses se reúnen y buscan a un puñado de buenos isleños, solo así los lugareños se salvarán del desastre e inundación de estas islas.
Y el tercer capítulo redescubre la importantísima relación entre padres e hijos desde variadas y sorprendentes narraciones.
Por ejemplo, en «Veintiún días» una inteligencia artificial adquiere consciencia de sí misma, así como sentimientos al modo humano. Es más, hará todo lo que esté en sus cables y chips para reclamar el amor de su padre, el hombre que la fabricó, tal vez ni el asesinato la detenga en su búsqueda.
En «Cuatro campanadas», una vetusta leyenda andina nos recuerda lo que puede ocurrirles a las fantasmagóricas almas de los padres fallecidos que en vida no supieron ser buenos progenitores.
«El vagabundo del periódico viejo» nos entrega una luz de esperanza ante la ocurrencia de que hayamos tenido malos padres, porque incluso sin firmes raíces, aun así, se puede llegar con esfuerzo y superando los vicios, a tener vidas fructíferas y dignas.
En «El consagrado» el papa Francisco ante la crisis de fe de los católicos producto de los pecados de pedofilia de sus curas, deberá encontrar en la actualidad a un hombre de vida santa, al que tomará como ejemplo para que así el rebaño vuelva al hogar de la Iglesia. Pero este sacerdote ejemplar de vida cristiana y límpida, en verdad nunca ha tenido fe en Dios a razón de su mucho sufrir en su infancia, historia desconocida por el pontífice. Este infeliz hombre consagrado al ministerio, ¿podrá reconciliarse con Dios Padre o solo le queda el camino del suicidio y de la nada?
Este libro es un brebaje que incluye una buena dosis de realismo y crítica social, entremezclando el mejunje con un polvillo dorado de magia, fantasía y narraciones históricas, llevándonos por sus recovecos en las alas de bellas metáforas, comparaciones y prosa poética, que como bálsamo alivia nuestro espíritu de las llagas que nos produce la lucha diaria por la supervivencia…
Ahora bien, haciendo mías las palabras de Tomás Cox, afamado comunicador y entrevistador chileno:
«¡” Relatos para soñar feliz” es un libro imperdible para toda la familia!».
Pero todavía no he de terminar de escribir, antes quisiese darme el gusto de copiarles la entrevista que gentilmente me hizo Isabel Guerreo, editora general de nuestra revista literaria «Mal de Ojo»:
¿Cómo llegó la literatura a tu vida? ¿Qué ha significado para ti?
Recuerdo que, en mi adolescencia, es más de una ocasión mi padre me llevó de vacaciones a «Los Maquis», predio ubicado en el campo entre Talca y Constitución, un lugar alejado al que solo se puede acceder al tomar un destartalado tren. En varios kilómetros a la redonda no podía encontrar más seres humanos que a mi padre, ya sesentón; al médico Domingo Peirano, amigo de mi progenitor, un septuagenario, pero no por ello un menos vital dueño de casa; a Tito Cáceres, el dicharachero capataz cuarentón; y a Sansón de las Tinieblas, un viejo jornalero. Como me aburría de lo lindo entre puros vejetes, tomaba mi mochila y me iba a disfrutar de una sandía al peral silvestre, unos dos kilómetros más allá. Y tras saciar mi sed, me sentaba en el pastizal, acomodaba mi espalda contra el tronco del árbol y me ponía a leer los libros que mi papá me había traído, así no moriría del ocio. Y ocurrió que tuve nuevos amigos en Dostoievski, Dickens, Sófocles y Shakespeare, disfrutando de la lectura y rememorando esas vacaciones con júbilo, incluso hasta el día presente… Es más, la literatura me ha traído dicha, pero también ha sido muy significativa en mi profesión como oncólogo médico. De hecho, estoy seguro que al haber escrito mi primera obra, Una dádiva para Luukas 2 (libro de cuentos), de esa forma me he podido introducir en los hogares de mis pacientes y a través de estos divertidos relatos he logrado contribuir a su sanación; o al menos, de esta peculiar manera he acompañado a mis pacientes en su peregrinación y dolor.
¿Cuál crees que debe ser el papel de la literatura en la nueva era?
Nuestra época, pese a los enormes avances en la comunicación virtual, nos ha llevado a una vida de aislamiento y de soledad, carente del sano contacto con el otro a través de la mirada, el palmoteo de un hombro o un apretón de mano. El acto de leer nos forja en el desarrollo de la empatía (capacidad de ponerse en el lugar del otro) porque debe hacerse un esfuerzo para comprender el mundo, las vivencias y las expresiones del escritor. Y a su vez, la empatía favorece el desarrollo de las virtudes de la generosidad, el altruismo y la dadivosidad, virtudes superiores del todo necesarias para lograr la plenitud en nuestras vidas. Además, la empatía nos prepara para unir nuestros esfuerzos a los de otros y así enfrentar en conjunto, como especie, los desafíos de nuestra era, ya sea el cambio climático, la epidemia de la hambruna producida por la sobrepoblación, y la amenaza, siempre vigente, de una guerra con armas de destrucción masiva.
¿Qué libro o autor/as son significativos para ti? ¿Por qué?
Sin duda «El viejo y el mar» de Ernest Hemingway. En esta novela corta Santiago, un viejo pescador al que la mala suerte lo persigue por lo que no ha podido pescar en muchísimo tiempo, decide luchar contra la adversidad y acompañado solo de su coraje se introduce mar adentro. Consigue aprisionar a un gran pez, pero tras una lucha heroica, es vencido por las fauces voraces de tiburones que devoran al pez hasta dejar sus huesos al descubierto. Pese a ello, al llegar a la caleta y recuperar en algo sus fuerzas, es animado por Manolín, su joven ayudante. Esta historia me fascina porque es la vívida imagen de los devenires del escritor sin otra ocupación, el cual enfrenta a tiburones de colmillos filudos y amplias mandíbulas como lo es la vida misma, la que se comporta en forma mezquina y solo le depara muchos sinsabores al soñador de profesión. Sin duda, el pesar económico asola al héroe de las letras que no tiene otra posible fuente de haberes. Pero como Santiago, un escritor de vocación jamás se rinde ante la adversidad, eso explica el porqué de la muerte en la indigencia de genios de la pluma entintada como Oscar Wilde o Emilio Salgari.
Atendiendo al título de tu reciente libro. ¿Consideras que la literatura nos puede conducir a la felicidad?
El dejar de lado por un rato las pantallas de los teléfonos móviles y demás artículos electrónicos, con el objetivo de explorar páginas pintarrajeadas por la tinta, de ocres tonalidades y con un perfume inconfundible, contribuye a sentirnos en calma con nosotros mismos y con el mundo circundante, embargándonos la emoción plena de la felicidad. De hecho, el hábito de la lectura nos permite enfrentar de mejor forma el estrés cotidiano propio de la supervivencia de cada día, porque nos otorga un refugio en un rincón de nuestra propia mente. Además, el acomodarnos los lentes empañados y seguir leyendo puede sumergirnos en mágicas historias y mundos imaginarios, favoreciendo en el lector las emociones del asombro y la alegría; e incluso, inspirándolo y permitiéndole descubrir nuevas perspectivas o formas fructíferas de ver su propia experiencia. Es más, al leer y conectarnos con alguien distinto de nosotros mismos, nos permite desarrollar la empatía, que tal como ya he dicho, nos conduce a la dadivosidad y a la generosidad, virtudes que con ahínco debemos abrazar para llegar a ser felices.
¿Qué libro o autor/a recomendarías para nuestros lectores y lectoras?
«Crimen y castigo» de Fíódor Dostoievski, extensa novela que explora el alma humana a través de su protagonista Raskólnikov. Este autor ruso se atreve a investigar la psique humana desentrañando y describiendo la mente tal como es, con sus porquerizas y demás, pese a nuestro frágil barniz de civilización, el que no puede ocultar mucho tiempo nuestra barbarie. En esta obra la culpa, la moralidad, el delirio, la justicia y el perdón son retratados en forma magistral y sin tapujos, mostrando las realidades psíquicas del ser humano, como quizá ningún otro autor ha logrado hacer. Si bien muchísimas páginas nos esperan pacientemente, creo que debemos ser valientes como lectores y tomar la empresa de leer abarcando muchas horas, sin desanimarnos, porque la recompensa de compenetrarse con una obra maestra como esta supera con creces nuestra preocupación inicial y nuestro esfuerzo como lectores, aunque nos quedemos un poco cegatones de tanto leer.
Finalmente, no puedo concluir esta reseña y su entrevista sin desearles una dichosa vida y una buena lectura, junto a sus seres queridos, dentro de la intimidad de vuestras familias. En relación a este deseo les dejo un singular fragmento de «El misterio del árbol de cerezo», mientras hago votos para que la paz y los libros reinen en vuestros hogares:
«Algunos malintencionados dicen que mucho ha engordado el espíritu de Sakura y que con una cuchara de palo persigue a Yohiro por todas las habitaciones dentro del tronco del árbol. De esa forma puede que disminuya el empeño de aquel en salir de casa e irse de parranda en busca de la compañía de las sueltas ninfas de los bosques.
Sin embargo, de aquello no hay más evidencia de que lo que ocurre en el hogar de esos amargados.
Lo que, si es cierto y así os voy a contar, narra que:
“Aún hoy, a finales de marzo y principios de abril, en las islas del sol naciente, al pasearnos por alamedas decoradas por el árbol de cerezo a sendos lados del camino, si se pone atención y se sabe escuchar con el corazón, se puede oír un levísimo suspiro que susurra el tono melodioso y feliz de la flauta de Yohiro, junto al armonioso y alegre cantar de Sakura”».
Muchas gracias por vuestra paciencia y el afecto con que habéis leído este artículo. Hasta la próxima entrega… ¡Y buena lectura!
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