Literatura
Poesía
marzo 2024
Poemas de Evis Martínez
Madre
adjetivo que usa el gamín
para ahorrarse la presentación
y le acojan todas
las mujeres sin nombre.
Son madres todas
las que amamantan el hambre
las que abrazan la orfandad
las que crían silencios.
Madre, ¿Me regala la hora?
Madre, ¿Tiene para un pancito?
Madre, una monedita que hoy no he comido nada, mire que no es pa’ vicio.
Las gentes son culpables
de no maternar a sus críos
de arrojarles a la basura
despojarles del afecto.
Los críos buscan
en las callejas friolentas
una candela, un humaral
algo a lo que llamarle:
Madre.
Ser obrero
es ser leña de otra candela
ardes, te consumes.
La calidez y la luz
se la queda otro
y cuando vos
yaces, reducido a cenizas
te revuelcan con un palito
buscando la última chispa
a ver si te sacan luego
hasta la última esperanza
diciendo, orgullosamente:
aquí ardió, crepitó, restalló
el abundante fuego
del patrón.
El amor del obrero
está ubicado al borde
de la práctica productiva.
Los obreros se besan
antes del trabajo.
Los obreros se abrazan
después del trabajo.
Los obreros coquetean
a la hora del almuerzo.
Los obreros
se encuentran a escondidas
entre los lockers
en los pasillos
detrás de los bloques y edificios.
Los obreros
hacen el amor cansados,
con el polvo aún en las manos
con la garganta seca
los músculos tensionados
con los ojos rojos
las rodillas doloridas.
Los obreros
construyen sus vidas
a la sombra
de los fines de semana
de los permisos
de los “descansos”.
Los obreros aman
cuando no está el patrón
cuando no hay horas extra
en los cambios de turno
en el punto ciego
donde no llegan las cámaras
y a veces, también los festivos
en las licencias y las incapacidades.
Los obreros aman
con el overol a medio quitar
con las manos encallecidas
con la piel áspera, reseca
y con la voz ronca, cansada.
Pero, los obreros aman,
no les pueden alienar los afectos,
el abrazo es su decisión
y cuando en su propio tiempo
usan las manos, los dedos
para acariciarse
cuando usan su boca
para apalabrar dulzura
cuando usan su cuerpo
para recibir al otro
y no como herramienta
al servicio de la empresa,
cuando los obreros aman
tejen su propia revolución.
Las revolución es del tamaño justo
de nuestros sueños
y mis sueños son torpes gigantes
que se tropiezan con sus propios pies
andando a trompicones por sus mundos
chocando unos con otros
y rodando sobre el cielo
que les alfombra el paso.
Mis sueños son tan grandes
que no aguantan su propio peso
se desbarrancan de sí mismos
no soportan la magnitud
de su existencia.
La revolución es del tamaño justo
de nuestros sueños,
pero mis sueños son tan grandes
que mi pequeño cuerpo larguirucho
es incapaz de abarcar
tal hazaña heroica.
Entonces, he ido fabricando
a cuotas
un par de pequeñas revoluciones.
Evis Martínez, psicóloga, poetisa y activista social de Facatativá, Colombia. Comprometida con una lucha obrera, popular, feminista, artística y cultural. Autora del poemario De lo infame y lo sublime, 2021, participante de la Convocatoria Poesía Antiimperialista en el marco del XIX Encuentro de Arte, Creación e Identidad cultural en América Latina, 2020, publicación en la Revista Cruces Vitales Gráfica y poesía en acción 2021, ponente en la edición de la Feria del libro del eje cafetero, en Pereira 2021 con el conversatorio “Literatura que transgrede: de la estética vacía al arte transformador”, publicada en la 7ma edición de la Revista Mirabal, 2021; coautora de Poéticas Corporales: entre el cuerpo y la carne, 2022; mención especial y publicación en el Concurso de Teatro y Poesía Castello di Duino, Italia, 2022, ganadora del tercer lugar en el Concurso de Teatro y Poesía Castello di Duino, Italia, 2023.