Literatura
poesía
noviembre 2022
Dos poemas de Martin Sabatini
Labios Tristes
Besé la boca de la desidia
y los enjambres tristes de los desheredados,
me golpeó la luz y un ángel
y aun cuando era tan solo pies y barro de niño muerto,
besé la tierna voz de un demonio marchito
y los ojos de cristal de una mujer malvada, que lloraba,
besé entregando el deseo por el deseo
con la lengua blanca del olvido de los nombres de lo propio.
Los ojos del veneno me cubrieron la voz rota
y el desamor del virus fue mi fuerza,
lloré callado, muerto y callado,
el llanto blasfemo de los que escapan,
a los ojos pardos y a los labios tiernos del amor gentil
y se entregan en cambio al corazón del veneno verde
Que los empuja a la frontera de su propia carne roída por el cielo.
Nunca hablé ni a los ángeles ni demonios
y menos a los hombres que conozco por sus ropas,
yo nunca hablé, nunca,
puesto que callado abrí una compuerta al paraíso de nadie,
donde duermen los desheredados el sueño de su violencia y justicia
y me tragué el cielo cuando escogí la mancha de los mortales,
la mancha de la vida entregada a su inmundicia,
en la hora abierta del presente ajeno a lo resuelto.
Procedencia
Edificios de mentira: nací en este país de moscas pegadas a sus recuerdos.
Edificios de mentira: nací en esta tierra muerta en rencores de olvido.
Edificios de mentira: también nací luego, después, muy tarde,
cerca del mar que dice mañana
y borrones sin patria que se escudan en letras,
para gritar sonidos de un genital engendrado,
en la herida de una mancha que vomita con violencia.
Toda matriz, todo deseo:
Yo nací muerto en otro país donde voy caminando
y piso flores de incienso que ríen nada.
Toda matriz, todo deseo:
Engendrado en la caricia del hielo,
me subo al tren que lleva a ninguna parte
y urjo romper con las moscas tristes de estas ventanas.
Puesto que solo pertenezco al silencio de lo libre
que gime odas rotas a los países que no existen
y solo encuentro infancia cuando despierto en porvenir y gracia.

