Literatura
Reseña / Poesía
julio 2022
La rebelión en el tiempo
por Valeria Sandi
Introducirnos a la propuesta Timbal de piedra, es comprender que la memoria y su cauce nos deriva como dice el autor a: cavernas iluminadas/ por solsticios robados/ a los que aún aporcan tierra/ para no morir.
Aquí nos encontramos en la carretera, las palabras nos dirigen, los colores tienen formas, que observamos desde lo iluminado, que luego se difumina en nuestra mirada.
Porque pasan personas y casas con humo.
Desde la ventanilla, observamos la vereda, el yo poético, crea imágenes, con las texturas y con: amigos difusos
Donde las luciérnagas son de tabaco/en una noche ajena y alba sin nombre/sin prisa
Nos detenemos en la respiración del poema, la musicalidad y la tensión nos hace retomar el impulso, porque ya llega la mudanza allí donde Canavire nos dice: los sueños/que todavía no escribes/cobrarán fuerza para que un día se extienda la mano/para tomar una nube/extraviada de su rebaño.
Nos reconocemos desde el espejo, quién no ha tomado su recuerdo, y le ha asignado un mes. Para Marcelo Canavire, es junio. Y como no es azar que estemos hoy recorriendo este Timbal, en su propuesta recorremos el elemento agua, porque dentro de los recuerdos también llueve como un cierre, en una doble repetición de nuevo.
Y qué son los días, las horas, los minutos y los ¿segundos?. El camino desde el timbal marca el tic tac en nuestra mirada, caen gotas, imágenes se encandilan, cámara lenta, relamiendo/ sabor a sangre
Este poemario, es un viaje, en el que el autor nos va atravesando con las palabras, como calles que sabemos que son necesarias recorrerlas, para encontrar el sentido de la travesía, observar como un Lapacho en flor, puede construir sutilmente este bus, la mano de una madre, pulsión vital a la que sujetamos con la mirada. Cada uno de los lectores, ocupamos los asientos del silencio, porque así transcurre la vida, cuando Marcelo Canavire, nos hace parte de este momento, se suelta el dolor, porque sin prisa, llega la estela del viento del bus, las huellas y el Lapacho, como la camaradería, ese estar sin estar, que no necesita de despedidas. La memoria nos hace habitar de manera circular, los colores, los sonidos, el olor, porque lo que tiene la poesía dentro de sus raíces llega siendo un timbal de piedra, que nos moviliza, para recordarnos que los latidos dentro de los poemas, es nuestra rebelión en el tiempo.
junio 2022
Selección de poemas de Timbal de Piedra del escritor boliviano Marcelo Canavire publicado por la editorial Llamarada Verde
A las tres de la mañana
siempre a las tres
me pongo de pie
camino
lazarillo ausente
bebo agua
con esfuerzo
en la palma de mi mano
levanto la cabeza
saludo con el ceño
y el espejo
me recuerda
el trato
de no matarnos
uno al otro
a veces le fallo
a veces no está
a veces viene otro.
Río
Cargo la piel con esfuerzo
el sol me lanza brisas frías
se me olvida exhalar
cierro los ojos nublados
y el pasado retruca
el Cachimayu suena
tengo las manos pequeñas
le temo a las ramas que trae el río
a la orilla de piedras medianas
a caminar sobre ellas
descalzo
de noche
la fogata no ilumina
forma penumbras que gritan
que acusan y bailan
me empujan a la orilla
el rio me llama
con timbal de piedra
saldo una deuda casi extinta
bebo el río
él estira el brazo
y me lleva.
Si habláramos de tiempo
No existe réplica en vida
para lanzarte una vez más
aquella vieja pelota
usar en primavera el corbatín
que por horas zurciste
estrujar un poco de algodón rosa
para invitarte
abrazar tu aroma de yute y metal
despedirme con una sonrisa
dejar aquel vaso en la mesa
y que el ajenjo no naufrague
volver a casa, tocar el timbre
pedir perdón
alejarte de aquella hornilla
sin color
humeante
golpear con dos acordes tu ventana
sin que me corriera la lluvia
escribir vergüenzas hermosas
y pedir que el amanecer las borre
responderle a esa voz en la higuera
con luz apagada y penumbra
dejar que el humo de mil cigarros
se lleve lentamente palabras que no fueron.
El Silbaco
…dícese alma en pena que se convirtió en
ave, y que nunca se dejó ver.
(René Aguilera Fierro)
Busco almas de una en una
nocturnas
humanas
forasteras
para hablar de soledad
y denunciarla.
Aquellos de trinos perfectos
y satín por plumaje
jamás me permitieron
conocer mi sombra
bautizar mi especie
estropear papayas.
Por eso busco almas
con deseos nocturnos
pecados humanos
y nostalgias forasteras.
Temo devorar su miedo
hasta encontrar el mío.
Sentirme cazador
estrujar frágiles trofeos
vestir color ajeno
en lluvia nocturna
esperando el eco.
Lapacho en flor
La mano de mi madre
suave
débil
me conduce
lentamente
bajo un lapacho blanco
y acaricia la arena
con sus pies desnudos.
Esperamos un bus
adornado como fiesta andina
ella me habla
con los dedos
presionándome el brazo
despidiéndose
con algarabía
en un trinar
sus pulmones
se llenan de aire
de albahaca
como nunca
en muchos años
y sonríe
silba
hay asientos libres
otros ocupados
por guitarras
cántaros y ajipas
abuelos de sombrero
tíos con bigote.
Sus dolores pesados
quedaron en la arena
por un instante
solamente
su alegría intensa
desbordó el lapacho
en mil pétalos blancos
y la estela de viento del bus
sin prisa
desdibujó su huella
y dispersó los pétalos.
El bus volverá
en tibia sombra
lo esperaré
se marcará la arena
de otra huella
se llenará el lapacho
de otro trino
antes de abordar.