Literatura
Poesía
junio 2022
Poemas de Sergio Pravaz
Sergio Pravaz es poeta, periodista y editor. Vive en Rawson, Chubut (Argentina). Su abuela Leonor fue quién lo introdujo en el mundo del arte y la escritura. Fue corresponsal en Cuba (1998/2000) y en México (2011/2016) entrevistando a diversas personalidades de la cultura de esos países. Ha editado diez libros de poesía y dos de crónicas. Publicó más de 300 artículos sobre arte, cultura y poesía en medios de Argentina y del extranjero; también ha escrito teatro y diversos ensayos. Fue distinguido por el Concejo Deliberante de Rawson (2005) y por la Municipalidad de Rawson (2010) por su aporte a la cultura de la ciudad. Ha coordinado el taller de poesía ‘Carpintería de palabras’ en la Universidad Nacional de la Patagonia, sede Trelew y actualmente lo hace en la Biblioteca Popular Asencio Abeijón de Playa Unión. Presentó y leyó su poesía en Cuba, México y Chile
PARA YUPANQUI CUANDO REGRESE
Vengan a este confín
y observen esa luz sobre
la ciénaga;
se desparrama lento
y cubre poco a poco la rabia del olvido;
de su centro parte un rayo…
asoma una vidala
se lame
una guitarra.
La tormenta se detiene
vengan a verla
observen las piedras
cuando tiemblan.
Hay un lugar exacto
un círculo ontológico
una razón, un continente…
asómanse unos versos en su lecho.
UN RELOJ DE PARPADOS AZULES
Hace muchos años
cuando los párpados de mi reloj
soñaron Patria,
me dijeron que esa palabra
era de santería…
difícil de conjugar;
yo quiero recuperarla, tenerla para mi,
tocarla despacito hasta descubrir
su naranjo recorrido;
me dijeron que fue violada
y que fue vaciada,
que la despojaron de todos sus olores,
de todos sus trapecios, de todos sus paisajes…
y que ella continuó meciendo caderas
con torpeza, sin rumbo y a tientas
sobre el alfalfar herido.
Pero los párpados de mi reloj
no se equivocan en su romero,
ni tiritan, ni dudan en los salones de la intriga;
que crezca y me supere es el pergamino oculto
en el azul de mis papiros…
que se vaya tan alto que yo quede nada
a sus huesos, a su amor colérico de mar
a sus pérgolas sonoras a sus brujas enjauladas
a su tiempo enlentecido.
Aún sobre la bruma
tiemblan sus dientes en la arena.
CANTO INMINENTE
al puerto de Rawson.
Me gusta el golpe de la bruma
sobre los ásperos callos
de las velas,
de las olas contra
el amarre de mis días
me gusta la esperanza.
Y con la lluvia
abrigando un lobo a la deriva
me gusta soñar largo…
que salto de cubierta,
de mi amarillo barco
a la hierba húmeda del cielo
y en el puerto de los palos
el chiquito
el del sur
donde yo vivo
escribo mansamente
mi canto,
el de todos los días
el de hace tanto…