Literatura
Poesía
febrero 2022
Sobre la poética de lo filosófico y lo profundo del poeta Jaime García Maffla
Por la escritora y poeta colombiana Carolina Cárdenas
El poeta Jaime García Maffla ha construido una poética filosófica que cruza preguntas profundas y epifanías que cualquier ser humano reflexiona en algún momento de su existencia. Su obra está marcada desde lo filosófico por lo ontológico (ser) y metafísica (espíritu y todo lo intangible). Es una poesía necesaria y vigente. Está fuera de ser una poética tradicional o inscrita en lo dictado por una época, lejos de un estilo que se repite por creerse renovado. Cada poema requiere ser leído con juicio, una obra exigente que demanda que los lectores como lo plantea Nietzsche atraviesen tres etapas: camello, león y niño. Es una obra que no se acaba en su primera lectura, sino que transciende la historia y no se agota, por tanto nos dicen algo nuevo cada vez que volvemos a ella. Es una poesía que merece toda nuestra atención como docentes, escritores y académicos contemporáneos.
El gran poeta Jaime García Maffla nos concedió la publicación de algunos de sus poemas inéditos y nosotros felices de recibirlo y hacerle este pequeño, pero entrañable homenaje a su obra y pensamiento. Los invito a leerlo con una mirada de asombro y en una larga noche de preguntas.
LAS COSAS SUCEDIDAS
Poemas de Jaime García Maffla
I
Las cosas sucedidas,
Estaciones, o estancias,
Lluvia…Desamparo y abrigo, soledades.
No-ser vuelto en ser, paso
De la orilla de sí a su misma orilla,
Las que suceden,
Las que ya sucedieron, las que sucederán,
Que han de ser dejadas,
A cada quien, en dádiva,
Despojamiento, descampado, asalto…
Y las aún por venir, venidas ya
Como desde lo ausente hacia una ausencia,
Don de un ayer, rostro del hoy, ojos de otro mañana,
Ellas, su dinastía futura,
Ondulación de alas, cascada, rastro, marcas en las cortezas…
II
Pájaros
De un ajeno
Firmamento, del propio.
Roce y herida, rejas,
Eras, erial, floración o desierto,
Cuanto se cumple sin puntos cardinales,
En la perpetua hora del instante.
Cielos nublados, girasoles
Que se vuelven a otra luz más antigua,
Y serán para exilio o intimidad cumplidos.
Lo invisible sucede para hacer lo visible,
Al llevar en sus manos su verdad,
La verdad, lo verdadero,
Tantas otras verdades contrarias entre sí,
Cuanto es porque fuera antes de ser,
Y después de haber sido, si culpa bendición,
Cosas no sucedidas, mas ya en la piedra del mañana grabadas.
III
Niebla
Que desciende
Hasta las manos, por cada hora,
Como en ofrecimiento, su suceder incierto.
Haz, polvo sin fin y efímero
Que se posa, se ha posado, se posará
Tal como ha de posarse,
Se eleva, cae, pluma que escribe
Sobre las superficies de la vida vivida,
Las cosas ciertas, bálsamo o fardo,
Que han de seguir eternamente siendo y sucediendo.
Las que hacen que doblen las campanas
O que se alcen, celebren, se oigan
En el vacío puerto de la espera,
Navegación que olvida al navegante
Y el fiel de la balanza
Inclinándose, tanto a un abismo como a un corazón.
IV
Jardines,
Hoja o queja en los labios,
Única, sola,
Onda sobre la superficie de un lago,
Por ella inválida. Galerías bajo arcos
De sucesos de cosas referidas,
Luz al atardecer del pensamiento
En las macetas, azahares,
También en las del alma
Que de ella el azul
Se hace más azul entre lo blanco
Del verde del tapete de otro juego
Las cosas que sin más han sucedido
Sin el dónde ni el cómo ni el cuándo por razones,
Y sin huella distinta a la de lo que no existe,
Las que nunca suceden, ni sucedieron,
Las que aún parecerían, en altar de su azar
Ir sucediendo entre el canto coral del oro del instante.
V
En surtidor,
Ascenso a lo inasible,
Se cambia cada cosa sucedida…Descenso
Al misterio, al milagro,
Su materia es siempre es
Fragmento de un final y de un comienzo
Lejos, en otra fuente…
Alabastro, veleta, ojos y as de ansia,
Figura de un Tarot, son siete, diez y siete,
De sino vuelta signo,
De signo emblema y presencia ingrávidos
Surtidor que se hace manantial y cascada,
De desaparición aparición…
Toda cosa, amiga o contraria, es nostálgica
Ser mirado, mirar, la mirada de nadie
que es dueña de las cosas cuando están sucediendo,
Sucediéndose, y que eternas se harán por sus memorias.
VI
Ritos
En el amanecer,
Al mediodía, en la tarde, en la noche,
Así como a espaldas
De la vida, en el iris
Una aguja dibujó los sucesos…
Callar para cumplir con cuanto se es,
Río, delta de la esperanza…
Nuestro ser nos sucede,
Como escenario, círculo y cerco
Aceptación para su mismo hallarse en sí,
Vida que alienta sin saber cuánto
Habrá de ese su ser en su último hacer,
Enredadera sin superficie
A la cual pueda asirse, pero en su ascenso viva
Horas con la pregunta
Presente y futura, por un pasado que hace lo perpetuo,
VII
Agua,
En torno a los ojos,
alegría por llanto en las palabras,
enigma por abrazo, abandono por deuda,
Entre la fronda de los días sin horas.
Tal vez les sucedamos,
A las cosas, como ellas nos suceden,
Las que por nuestra causa
Fueran el agua turbia para la flor de loto
Más ¿quién hace de cuál…?
Se harán, serán así lo hecho,
Luna en el agua: ¿Cuál alma en don, cuál vida?
Delta del manantial de un ir,
Aguas de afluentes de encontrados destinos,
Pureza y lejanía en el signo de así haberse dado
Sembrados de preguntas y eriales de respuestas.
Al fin guardadas por secretas vías, las cosas sucedidas…
OLVIDO
Cuando todo
Se hace
Desierto en las noches,
Y es
La misma sombra
La que habla a las manecillas
Del reloj,
Éstas
Son el destino de las
Sagradas voces
De cuánto calla por
Las palabras dichas
Y dadas al olvido …
Jaime García Maffla (Cali, Colombia, 1944), poeta, filósofo y ensayista. En su obra se traslucen influencias de la tradición hispánica y del existencialismo. Hoy jubilado, fue Jefe del Departamento de Humanidades de la Universidad de los Andes y Director del Departamento de Literatura de la Pontificia Universidad Javeriana. Ha sido considerado, junto a otros destacados poetas, como perteneciente al grupo de la ‘Generación Sin Nombre’. García Maffla, experto en la obra de Cervantes, es el autor del prólogo y las notas de la primera edición colombiana del Quijote, y uno de los poetas más relevantes (y ‘ocultos’) de Colombia y Latinoamérica. Fue cofundador de la revista de poesía Golpe de Dados, que apareció en 1972, junto con Mario Rivero, Giovanni Quessep, Fernando Charry Lara, Hernando Valencia Goelkel y Aurelio Arturo. Esta revista se publicó bimestralmente y sin interrupción por más de treinta años. Coordinó talleres en la Casa de Poesía Silva y en el Instituto Caro y Cuervo, en Bogotá. En 1997 recibió el Premio Nacional de Poesía Universidad de Antioquia. Sus poemarios son: Morir lleva un nombre corriente (1969), Guirnalda entre despojos (1976), En el solar de las Gracias (1978), La caza (1984), Las voces del vigía (1986), Poemas escritos a lápiz en un viejo cuaderno (1997), Vive si puedes (1997), Al dictado (1999), Caballero en la Orden de la Desesperanza (2001), Antología mínima del doncel (2001), Poemas del no-decir (2011), Buques en la Rada–Lais (2014), De las señales (2014), Herida del juglar (2016, antología), A bordo de un bardo de una a otra orilla de la mar (2017) y Leve. Trazos hacia otra poética (2018). Su obra ensayística comprende, entre otros trabajos: En la huella de Miguel de Unamuno (1985), En otoño deberían caer todas las hojas de los libros (1987), Visión poética de don Quijote (1988), Fernando Charry Lara (1989), Estoraques de Eduardo Cote Lamus (1994), ¿Qué es la poesía? (2001), Hacia la sacritud del lenguaje: Stephane Mallarmé (2001), Poesía y poetas colombianos (2009) y La órbita poética de A. P. Alencart (2017). Como antólogo ha preparado, entre otras, dos antologías: Antología de poesía colombiana e hispanoamericana (Editorial Panamericana, 2005) y Traductores de poesía en Colombia (con Rubén Sierra Mejía, Casa de Poesía Silva, 2009).