Literatura
Poesía
agosto, 2021
5 poemas del libro Cindy López (Folil, 2021)
de Patricia Águila
Tú no puedes oírme
Señor, tú no puedes oírme.
No nací cerca de tus catedrales.
Ni tuve cajita para el mes de cuaresma.
¿Comen en el cielo sopita de pan señor?
¿Viste tu padre, las ropas de mi padre?
Señor, tú no puedes oírme.
No nací en católicos pesebres.
Ni recibí ofrenda en mi cuna hospitalaria.
Señor, tú no puedes oírme.
Avanzo inquieta por calles que no crecen cerca de los ríos.
Y que me invitan noche tras noche, a modelar mis dientes.
Como una pena sombría, que solo deja pozas de vino.
Como única huella de mi pasar.
Érase una vez
Nosotras embestimos la tormenta
Nos escondimos aquellas noches, tras las lumillas
Las aves afligidas no siguieron el norte
Nuestras madres pusieron migas en sus manos
Y les dieron de comer.
El fuego de las estufas no reconoció la madera
De nada sirvieron, las palabras cariñosas y los troncos que vertían sobre ellas las abuelas.
Nosotras alertábamos a las vecinas, que venía el gigante
Y corrieron todas a esconder en cajas metálicas, parte por parte, los viejos palafitos.
Shh…
¿Cindy que haces bajo la cama?
Shh…
Me escondo como los gatos, cuando sienten miedo.
Él ya viene
He vomitado mi respiración
Mis hermanas orinaron la cama
Mañana pregúntame.
¿A qué huele el miedo?
Las vecinas me regalaron rosarios,
Y rezan por nosotras en la capilla
¡¡Otra vez llegó el vecino!!
Cindy López
¿Dónde estás?
Las chicas del barrio pegan tu foto en sus faldas.
Cindy López
Somos ese ausente que jamás responde en las filas de los consultorios.
Un espacio roñoso donde ya no juegan las niñas.
Esa esquina que un día acogió a nuestros padres.
La garrafa que cambiaron por pan “Donde la Mary”
Somos Claudia la travesti del barrio, que arrojaron desnuda de lluvia en la calzada.
En este lugar, caben tantas animitas como multicanchas.
Siguen llorando las viejas golondrinas a sus hijas que en los ´70 no conocieron.
Las tajeadas con cloro, jamás escribieron la historia.
Su patria necesitaba manos pequeñas que lustraran las perlas de doña Lucía.
“No quiero que la vida me encuentre despierta”, dice la Claudia tatuando mortadela en el pan de la semana.
Somos las chicas que solo quisieron divertirse, una Cindy López Morena, con suecos, corte punky y minifalda.
Todas las calles llevan grabada la noche y nuestros nombres.
En los tachos donde usted hoy botó su basura, anoche fue calcinada mi hermana.
A Mónica Briones le faltaban Palos pal puente.
Marta Ugarte era enferma de porfiada.
Habrán de repetir esto hasta el cansancio o entrara con sangre en la lección enseñada.
El humo negro ha cesado
Sostengo tu brazo cortado
Y lo coso a los otros brazos que hoy no producen
Somos manos callosas zurcidas a bordes de piel
Esta noche no arden los cocedores
Y el humo negro ha cesado
Esta noche ardemos nosotros
Ardemos aquí, donde el silencio es ley
“Hay que ingresar” repiten
“No fue grave” mienten
Ya habíamos olido la sangre
La vimos
En los brazos de la abuela que se desmaya por cansancio
En los brazos de la compañera epiléptica que convulsiona mientras las líneas no se detienen.
El compañero que muere de un ataque, mientras lo obligan a trasportar exceso de carga.
En los brazos de todos los que han muerto con el cuerpo embolsado
En un piso frío de manos hinchadas.
La vimos en asientos que de papeles llenan
En buses que nunca parten.
La vimos en las manos que no marcan
Y salen tras la sombra del compañero
En días donde tú nombre niegan
Quedando como marca
La sangre que mancha
Sus líneas blancas
Y que otros iguales a ti, limpian.
La vi en tus ojos de días, tardes y noches
Mientras hablábamos de dejarlo
De tener tiempo
De salir vivas
Te abrazo
Porque esta noche el humo negro ha cesado
Y el plástico de nuestros cuerpos arde
la incandescencia de fuegos que avasallan todo
al tratar de extinguirlos
Dejan brasas
Brasas que brillan entre los campos
Y no te permiten, perderte
Esta noche ardieron las voces
Y en esas lenguas rebeldes, busco el camino a casa
Ya no están los buses
Las manos no marcan
Pero el humo negro ha cesado
Y caminamos juntas hacia la carretera
Volveríamos…
[A las Compañeras y compañeros que el día 1 de julio del 2019 pararon la producción de una planta de choritos en Dalcahue, para obligar a la empresa a reconocer y hacerse cargo del accidente de un compañero]
Patricia Águila (Chiloé, Chile, 1992). Publico el año 2018 su primer Poemario “Luciérnagas” distribuido y editado por la Editorial Wayruro (La Serena) y “Cindy López” en el año 2020 editado por la Editorial Folil. Forma parte de los colectivos culturales Pájaro Azul y Marea Negra Chilwe. Ha participado de diversos recitales Poéticos en Valdivia y Chiloé, antologada por la Editorial hermana (Talca) el año 2018 junto a otras poetas de Chile y Argentina. Algunos de sus poemas se encuentran en el fanzine “Lava N°1” de la Editorial Relente (Osorno), en la revista “Sudras y Parias “(Lebu) y en la revista Digital Liberoamérica “Pétalos rebeldes: Poesía chilena contemporánea”. Su trabajo en dramaturgia cuenta con tres obras escritas: “Cuerpos Embolsados”, “De pandemia y otras vecinas (monólogos en cuarentena)” y “No todo lo que brilla es oro”. Trabaja como locutora en el programa de radio “Amargadas” para Holistica Radio de Santiago.