Literatura
Articulo Literario/Poesía
Febrero 2021
Reconstrucción de la memoria y sus fragmentos sepultados por el terremoto
Esta pobrecita Tierra
“(…) es un acabo de mundo
lo que yo estoy presenciando
a Dios le voy preguntando
con voz que es como un bramido
por qué mandó este castigo (…)”
(Violeta Parra, Puerto Montt está temblando)
Febrero tiene sólo 28 días y ojalá nunca fuera 27, porque en la madrugada del sábado 27 de febrero de 2010, a las 03:34:08 muchas vidas se detuvieron para siempre, esta loca geografía nos recordó cuán cansada está de nuestra sobre explotación. Cuando se mueve la tierra y el océano Pacífico se transforma en una boca oscura devorando el cielo, la noche y nuestras vidas. Nos acordamos de esta pobrecita tierra al fin del mundo, de las zonas de sacrificio, y por un momento todos/as igualmente pequeños, frágiles, mortales testigos reviviendo el terremoto del ’85 en Chillán o la hecatombe del año 1960 en Valdivia.
“Sin habla sin juicio
soy testigo
del iracundo zapateo de la tierra
de la descomunal lágrima del océano
…y escribo”
Nos dice Juany Rojas, como clave para entrar al libro, revelándonos que su rol de testigo poeta la impelen a escribir en cantos a los muertos que se llevó el mar, a los sepultados bajo los escombros, a las ruinas arquitectónicas y familiares, a las lágrimas que no recuperarán lo arrebatado, a la misericordia, la culpa, los cementerios, al terremoto maldito, “su narcisismo vociferando/en más de doscientas réplicas de ira” (pág. 70) castigo divino. Cantar para amainar “la descomunal lágrima del océano” “sobre las ruinas de lo que fuimos/sobre la verdad de lo que somos” (página 90).
La hablante camina a través de las ruinas y las vidas fragmentadas de quienes habitan Esta pobrecita tierra, a través de 10 poemas que a su vez se subdividen, desgarran, fraccionan en preguntas sin respuestas, desde las pulsaciones de la derrota, en la certeza del derrumbe y la errancia, para mostrarnos por sus ojos las voces y los ruegos de miles, reconociéndonos en la pérdida como lo hicieran también poetas como Pablo Neruda, Nicanor Parra y Violeta Parra al escribir sobre el terremoto de 1960 también desde sus propios ojos en una actitud carmínica que luego se torna enunciativa para describir las grietas y gemidos del alma/cuerpo personal y comunitario, interpelando a momentos a Dios como explicación a tanta desgracia.
¿Dónde andaba Cristo?
¿Qué sintió al ver esta tierra desangrarse
con seiscientos kilómetros
de puñaladas? (pág 39)
O cuando nos dice:
“Los muertos
algunos hundidos para siempre
en el lloro del mar
esa desesperación de sales y peces
que desbordó las mejillas de la costa (…)” (pág 46)
El poemario de Juany Rojas aborda los temas primordiales del ser humano, exacerbados en el contexto actual de Pandemia, la muerte, la búsqueda de sentido, la certeza de la finitud humana, y nuestra relación permanente con las fuerzas de la naturaleza que intentamos ciegamente controlar, desde lo ínfimo y cotidiano, en el estilo escritural de la autora como podemos observarlo en su libro Quehaceres u Ofidios, estos diálogos entre el adentro y afuera, con la sabiduría de los detalles en su observación y percepción sinestésica, camina invitándonos a preguntarnos junto a la hablante:
“¿Y el amor?
El amor fue buscar en cada grieta
en cada escombro
en cada gemido”
Ineludible resulta preguntarnos a casi 11 años cómo este país cáscara se ha reconstruido, y cómo esta reconfiguración impulsa o no la que buscamos actualmente para alcanzar la dignidad para nuestras vidas, lo telúrico arquitectónico, al interior de nuestro oikos, y lo telúrico en nuestras instituciones desmoronándose:
“Pobrecita tierra
cortejada por el Océano pacífico
perfumada en su seducción
cruel amante
nutre y hambrea
ama
y azota”.
Porque las fracturas emergieron más allá del choque de las placas tectónicas, esta pobrecita tierra ha sido saqueada por las transnacionales y una Constitución escrita con sangre en la dictadura cívico militar para continuar condenándola y a su gente a sostener el trauma y la herida, a convivir con las grietas y sus silencia(miento)s. cada una de las 10 partes, fragmentos que aborda la poeta en este libro, está precedido por la pregunta ¿y el amor? en diálogo con diferentes dimensiones como la culpa, pérdidas, misericordia, los recuerdos de infancia, los nombres que no volvieron. Saliendo de este telúrico Chile, me pregunto ¿cómo imaginan su Pobrecita tierra lectores de otros países desde estas nuevas formas de habitarnos? ¿Cómo su ethos lector se aproxima al Océano Pacífico y su ferocidad tsunami? ¿Qué relaciones semióticas alcanzan estos versos en otras geografías donde también Gea nos ha impulsado a aprender a caminar con el temor de una pandemia bajo los pies, en el aire, con miedo al tacto? Recordándonos nuestra finitud.
JUANY ROJAS Poeta chilena nacida en la salitrera Pedro de Valdivia, Antofagasta. Mención honrosa concurso literario nacional Stella Corvalán por su libro Espejismos en la Pampa, 2007. Obras publicadas: Las magias perdidas, 1994; La Trastienda, Quehaceres, 2006; Semejanza, Quehaceres, 2010; Semejanza, Ofidios, 2013; Semejanza, Quehaceres, 2017; Torremozas, España. Esta pobrecita Tierra, 2020 por Editorial Cuarto Propio. Ha participado en encuentros literarios Internacionales en México y Argentina. Poemas suyos han sido incluidos en diversas antologías nacionales e internacionales y traducidos parcialmente al portugués y al catalán.
Margarita Bustos Castillo (Chile) Poeta. Profesora de Castellano y Comunicación de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Egresada del Magíster en Estudios de Género y Cultura de la Universidad de Chile. Ha participado en Encuentros literarios nacionales e internacionales en Perú, Argentina, Uruguay y Colombia. Gestora cultural, organizadora del encuentro Poético Musical: Colusión Poética y La Ciudad de las mujeres. Durante los últimos 10 años ha llevado a cabo ciclos literarios y presentaciones de libros en la SECH, Espacio Estravagario, Bibliotecas Públicas, Museos. Codirectora del Ciclo de Literatura de mujeres: “Versadas”. Actualmente es parte del Equipo Editorial de la Revista Mal de Ojo. Traducida parcialmente al Rumano y al portugués. Integra diversas Antologías Latinoamericanas.