Literatura
Poesía
octubre 2020
Muestra poética de Andrés Torres Meza
Yo soy otro
“Cuando estamos enfermos,
aprendemos a hablar la lengua de la enfermedad,
y no solo describiéndola,
aprendiendo sus términos y condiciones,
sus contraseñas secretas”.
Richard Gwyn
Para “El Tato”
Anoche, mientras mataba el insomnio
paseando por la casa, me encontré
a mi padre semidesnudo en el baño:
vaciaba su bolsa de colostomía
en el lavamanos
al darse cuenta que lo miraba,
me dijo avergonzado:
“Dejé todo chorreado”, y secó con sus dedos
[esqueléticos
unas lágrimas que cayeron de sus ojos
descoloridos y agotados.
“Tranquilo, papá”, le dije
ayudándolo a sacarse la bolsa
y a enjuagarse la tripa
luego, le puse otra bolsa
y pegué los bordes a la piel
con mucha cinta para que no se filtrara
la suciedad mientras dormía:
llevaba tres años
peleando con un cáncer grado 4
y con un pedazo de intestino
que salía de su costado
como un gusano enrojecido
que no paraba de escupir mierda
una vez que estuvimos listos
lo tomé de un brazo
acompañándolo hasta su cama
le conecté el suero al catéter del brazo
y regulé la gota. Rompí una ampolla de morfina,
llené la jeringa y se la inyecté en el estómago;
sus parpados comenzaron a temblar.
Acaricié sus cejas gruesas y canosas
besé su frente, lo cubrí con las mantas
y apagué la luz de la lámpara.
Antes de salir de su pieza, me dijo
con voz débil y entrecortada:
“Yo soy otro”
Reflexiones del comerciante marino
Iba en busca de alimento
iba con el estómago retorcido
entonces llegué a la feria del grito
a la feria de las moscas
a la feria de las vísceras servidas sobre hojas de diario
y allí lo vi
vendiendo toda clase de seres marinos
algunos de esos cuerpos mohosos
los atrapaba bajo las profundas
y gélidas aguas
donde los rayos del sol
no alcanzan a llegar
y mientras espantaba con un roñoso trapo
a las moscas que chupaban la sal de los crustáceos
y de los pescados de largos y eléctricos bigotes
gritaba a la multitud:
“¡Lleve todo por un par de monedas,
saqué que todo
está de chuparse los dedos!”
luego
guardo silencio por unos segundos
tomó aliento y murmuró para sí:
“Me extraña que no tengamos ni escamas ni branquias
si nuestras entrepiernas huelen a conchas podridas
a cabezas de pescados”
Algo símil al acto de la diarrea
La criatura
estaba a punto de emerger
del vacío
como el sol negro
que nace día a día
tras los edificios
muchas contracciones duró el parto
y mientras el obstetra rasgaba tu vientre
yo te acariciaba las mejillas
cuando al fin le sacó de una pierna
comenzó a lloriquear y a gritar
sangre / placenta chorreaban desde su pequeño
arrugado rostro
el obstetra dijo: “Pulmones buenos,
está apto” depositándolo
sobre una pesa
“Dos kilos treinta, está apto”
confirmó el técnico
tras el instrumento metálico
la partera acercó su pequeño rostro anfibio
a tu rostro contraído de dolor
empapado en lágrimas
y lo depositó en mis brazos
gritando a los instrumentos quirúrgicos:
“Los hombres también engendran piojos y gusanos. Sígame,
[está apto”
cargué a nuestro hijo
por los pasillos impregnados a enfermedad
mientras tus gritos heridos
como un lenguaje inútil
agonizaban sobre la camilla de operaciones
a merced de las enguantadas manos de los cirujanos
y le miré, al hervidero de gusanos en mis brazos
contemplaba
una mancha de rorschach
en medio de la pared blanca de nuestra casa
algo símil al acto de la diarrea / a la orina
producto del sudor helado
producto de aquel suspiro
que nada dura
Vitaminas
Dormidos
sobre el velador: un retrato
familiar, una caja
de Esomeprazol de 40mg
un puñado de vitaminas rojo verde
un píloro corroído
Andrés Torres Meza (Padre Hurtado) es de profesión bibliotecólogo. Ha publicado los libros Crónicas del Chakal (Editorial Los Perros Románticos), Siameses de Sueño (Filacteria Ediciones), Cucarachas y otros cuentos (La Maceta Ediciones) y Tinnitus (Hojas Rudas Ediciones). Actualmente se desempeña como bibliotecario y editor en el “Concurso de Cuento y Poesía” que organiza cada año Bibliometro.