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Poesía
Septiembre 2020

Poemas de Pochi Piröh
(España)

LAS PENSIONES DE VIUDEDAD

Y SU SOBREVALORACIÓN EN EL MERCADO DE VALORES U OTRAS.

 

Capítulo 0: Introducción a la soberanía parlamentaria y a las mediciones a ojo y por hectáreas.

 

Hiciérase el silencio en catedrales

cuando con paso turbio y somnoliento

tú entraras rascándote los huevos

y mirando hacia arriba

como esperando un aplauso esporádico y colectivo.

Hiciérase el silencio

si las cosas se recordaran en orden

y no se olvidara la anterior

al entrar en nuestras cabecitas la novedosa.

¡Ay de los entramados,

ay de los algoritmos!,

de la sucesión de datos continua,

de la emergencia

o la seguridad inmediata.

Si todos culmináramos el día

o regentáramos los lugares de culto

España sería real y grande

como nos inculcaron nuestros abuelos rondando los noventa:

sin mucho acierto pero con la convicción que te aporta el Alzheimer (…)

 

 

Capítulo 1: España en formato club de similar estructura.

 

¿Cuántos caballeros han obviado

la lanza y la armadura

y han contraído matrimonio

con la hija de tal

a cambio de un diezmo

ofertado por el mismísimo Amancio Ortega?

No creáis que miento si digo que no son pocos

los lisiados,

concretamente  amputados,

que en las puertas de las fábricas de este o del otro jeque,

de este o aquel pibe

o de aquellos de ojos rasgados y palillos por dedos,

de don menganito o don fulanito

se arremolinan como trozos de cosas esperando una solución.

Las máquinas hechas de inmensas y robóticas cuchillas de afeitar

son las mismas que han de establecer

si hubo negligencia o fallo humano,

ellas mismas con sus propias cámaras y sin vergüenza ninguna:

juez y torturador:

léase trituradora.

Y Amancio Ortega y sus compinches

a cámara lenta cortes sanos y limpios,

ni mucha ni poca sangre

magnífica resolución y alta calidad de enfoque.

A decir verdad,

ellos ya estaban más que hastiados – y con razón-

de mirar sus caras sucias y sombrías,

pálidas en el mayor de los casos

amarillentas y enclenques

hasta que llegó la dichosa máquina,

aún esplendorosa, a la primera de las fábricas.

Las firmas dejaron de ser el estándar

y los bastardos marcando con su dedo pulgar cada una de las copias

como si entendieran mercadotecnia y laboralidad,

competitividad y demanda o, dios no lo quiera, excedente.

Relación trabajador empresario fue primero de condescendencia

hasta llegar a los olores más bajos de las pedanías,

polígonos del extrarradio

extendiendo cheques

para luego encender farolillos de inclinaciones chabacanas.

Allí se ofrendan los unos a los otros

y hay quien asegura que de cada cien mil:

sale un ganador.

Yo jamás renuncié a mi probabilidad estadística,

jugué mis cartas afeitado y sobrio

todos y cada uno de los días

miraba las cámaras con devoción y -confieso- con algo de vehemencia.

Los impulsos cada vez eran mayores,

calor interior contra frío exterior

nos llevó en volandas hacia las peores pulmonías.

Seres epidémicos

juntando colillas baboseadas y liando cigarros de al menos tres marcas diferentes cada uno:

¿Qué pasó con las largas colas, siempre en fila india, de los lisiados?

No era época de rebajas ni de buen tiempo en especial,

tan siquiera de matanza o el santo día de la Virgen

claro está que algunas veces coincidía con alguno de estos eventos

y entonces, los mozos del almacén contiguo se preocupaban de las vallas:

Si, supongamos que estamos hablando de por ejemplo un viernes,

el miércoles se pintaban las vallas de color amarillo buzón

el jueves, ya secas, se acercan  al portón de salida

y, el viernes de madrugada, mientras ellos roncan,

colocan las vallas y después van organizando los cuerpos

dentro de la estructura metalizada

ora haciéndoles rodar entre sueños a los más ovaloides

ora entre dos de los muchachos

uno por los brazos y el otro por las piernas en formato saco de patatas

mientras, allí en medio,

una cabeza suspendida en un cuello de chicle bailando en la inercia (…)

 

Capítulo 2: El exitoso método de demora y el manual anti-villanos para complejos vacacionales.

 

En la brillante y prematura alborada

dando al on por un lado y al play por el otro

comienza la música de las máquinas,

al inicio desafinadas,

hasta que al rato el oído ya se acostumbra

y no hay motivo de discusión.

En cada uno de los eventos nombrados anteriormente, hay filas indias.

Las filas indias son necesarias.

Las filas indias inducen a la calma y el orden.

Las filas indias son la culminación del estado de derecho,

las filas indias han llegado para quedarse.

Son usadas de manera popular tanto de forma premeditada como espontánea.

Estos días de los que hablamos

son impuestas por y para el bien común:

Familias enteras corren a congregarse en las mismas

rebosantes de ilusión

aportando su tamaño en forma de límpidos kilómetros,

igual que las procesionarias o los trabajos en cadena,

pero con intereses exclusivamente individualistas.

En cualquiera de los lugares que recorre la dehesa,

es ver una a lo lejos,

y al ciudadano de a pie le invade la necesidad irrefutable de incorporarse

sea cual sea su edad, profesión, género o lugar de origen:

así es cómo se forman,

estableciendo diferentes rankings y niveles entre ellas.

A decir verdad,

es despiadado contemplar tan paralelamente las unas con las otras.

¿Qué se esconde detrás de las filas indias?

Siempre hay una coartada que compensa el tiempo perdido,

en los casos en los que no se conoce su finalidad de manera precisa

de a pasito a pasito piensan qué será

y quizá sean trastos inútiles y no muy laureados

pero el bien superior no es el objeto

sino la curiosidad unida a la más que probable gratuidad del mismo.

Sí, mi amo.

En la zona paralela cercada por vallas

alguien dice sí, mi amo

mientras que los rayos del sol golpeando las manchas de orín y vómito

despiertan a las últimas y rezagadas moscas

de color petróleo:

Parecen haber congeniado magníficamente

con los miserables y pordioseros.

Los hay que aún dan manotazos al aire intentando alejarlas

como forma de dignidad,

pero también los hay tan cronificados y sufrientes

que ya ni tan siquiera parpadean ante su mera presencia:

los dípteros se posan sobre sus iris

y, tras cuatro o cinco intentos,

consiguen depositar allí sus huevos

que a los pocos días se convertirán en larvas

y de allí aletearán en escasos días hacia el resto de la chusma.

Por contra,

hay quien cree que pensando intensamente en algo aún por ocurrir

se puede modificar el resultado final

y, por tanto, el futuro.

Este poder se multiplica si el pensamiento se torna colectivo

y cuanto más colectivo, mayor garantía de éxito;

es una idea bastante extendida entre los orfanatos y las casas de apuestas,

entre las rameras y algunos de sus clientes por extensión (…)

 

Capítulo 3: Las subcontrataciones y las bolitas de mercurio bajo la lengua de los imbéciles.

 

¿Y qué pasa con los hijos de los lisiados en esas largas colas siempre en fila india?

Los más de ellos, suelen mantener relaciones sexuales con su progenitor.

Eso sí,

de manera esporádica y jamás llegando al orgasmo:

Son formas alternativas de confianza y orgullo hacia el patriarca,

el cuál aplaude, patalea y aúlla con el chorro de vino aún cayendo por su barbilla.

Y, cuando crecen,

desarrollan el oído y la visión de manera exponencial

acostumbrados a la caza nocturna de carroña

esparcida por entre las inmediaciones de los grandes almacenes.

Pero, por otro lado,

a pesar de tratarse de tareas esporádicas

carentes de periodicidad o realizadas en vísperas de festivos,

los dolores y deformaciones en su columna vertebral

debido al incesante golpeo de un cuerpo extraño y grande

contra su ano y, por consiguiente, contra la estructura ósea

de aquellos cuerpitos gélidos y temblados,

hacen de sus vidas espacios ariscos con pocas garantías de culminación.

Se repentizan,

airean sus más pueriles desencuentros junto a las casas de apuestas

y, cuando llega la noche,

de pronto son adultos sin método

y, cuando llega el día,

pasean como dibujos animados sombríos

arrastrando los zapatos

y murmurando al revés frases hechas.

 

Capítulo 4: El cártel de las barriadas y la aceptación del método.

 

Resurgidas tras el efecto dos mil,

fueron multiplicándose y congregándose alrededor de las fábricas,

formadas mayoritariamente por hombres y sus fragmentos,

además de alguna mujer atada a las ruedas de los carros.

Esta modalidad denominada india,

alcanzó su cenit de la mano del neo liberalismo

y fue absorbida por los grandes magnates de la industria no gubernamental:

ACNUR ya tiene cientos de ellas repartidas por el mundo

y aseguran que su expansión se duplicará en los próximas campañas.

Su mejor virtud es la de destruirse a sí misma

y adaptar el medio a su propia naturaleza

además de un único objetivo:

el hacinamiento de individuos afilados

entendidos como trozos de cosas que esperan una solución,

una firma,

un sello,

un cheque,

un brazo.

Pochi Piröh nace en 1985 en el barrio de El Chorrillo en Alcalá de Henares (Madrid). Tras años de investigación en el mundo de los fanzines, entre los que destaca su colección Manos sucias, pies nerviosos, en 2013 saca su primer libro autoeditado, Morado -Tiempos de Chuta y Pota-junto a las ilustraciones de César Tezeta.

Así, tras años de formación en el centro de poesía José Hierro bajo la supervisión de Ignacio Miranda, realiza una gira con la lectura de La curva más peligrosa, recitando en lugares tan míticos como el Libertad8 de Madrid, el festival internacional de poesía Voix Vives, La Tertulia de Granada o La Polivalente de Málaga.

Además, es coautor del libro La vida es un bar. Vallekas (Amargord Ediciones) con el relato La búsqueda de la negrita, ha participado en la revista VayaLata de Logroño o en el libro Sin grises de David Escarpa, entre otros.

En la actualidad, tras participar en el Poetry Slam de Logroño y haber cerrado un círculo  artístico con la escritura del poemario Reflejos de una médula y a la espera de ser editado, su investigación le lleva hacia la escritura no creativa intentando explorar nuevos canales de comunicación en los que la poesía sea el eje central de la misma.

 

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Muestra fotogràfica Afi Woman y Paula Navarro

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Muestra fotográfica Ruber Osoria y Patricio M. Lueiza

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