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septiembre 2020
La partería tradicional en Colombia: Una práctica afectiva
por Julieth Niño
En Colombia el 25 de Abril del 2017 se declaró como patrimonio inmaterial del ámbito nacional los saberes asociados a la partería afrodecendiente del Pacífico, esta región se encuentra ubicada en el occidente de país, y comprende parte del territorio de los departamentos de Chocó, Antioquia, Valle del Cauca, Cauca y Nariño. Limita con Panamá, al sur con Ecuador, al oriente con la cordillera Occidental de los Andes colombianos y al occidente con el océano pacifico.
Comprendiendo el valor cultural que tiene la partería para las comunidades afrodescendientes del Pacífico, Asoparupa comenzó a buscar mecanismos e instrumentos legales para lograr el reconocimiento de la labor de la partería. En el 2016 presentó el “Plan Especial de Salvaguardia de los saberes asociados a la partería afro del Pacífico” ante el Consejo Nacional de Patrimonio, partiendo de la consideración de que los saberes asociados a la partería hacen parte de los siguientes campos del PCI: Medicina tradicional, conocimiento tradicional sobre la naturaleza y el universo y la organización social (Ministerio de Cultura, 2017)
Las tres características, anteriormente citadas, que resalta la organización de parteras en Colombia Asoparupa fueron uno de los grandes componentes para lograr el reconocimiento de esta práctica como patrimonio cultural. Se les reconoce a las matronas como grandes conocedoras del cuerpo humano, la salud, la enfermedad y las prácticas de autocuidado a través de plantas y ungüentos que abren espacios de interacción con las personas de su entorno.
La espiritualidad es también un factor muy relevante dentro de estos procedimientos que involucran procesos rituales como: rezos, oraciones y alabanzas que se realizan dentro del lugar del parto. Estas ceremonias son indispensables para llamar la armonía espacial dentro del lugar donde va acontecer el nacimiento, la ombligada como común mente se le llama al ritual que se da antes de parir, consiste en colocar a mover el vientre de la parturienta al ritmo de cantos que realizan las mismas mujeres presentes, esto con el objetivo de desprender al niño de las paredes de la placenta de la madre.
El parto es un proceso de disfrute y conexión con el mundo porque es la luz de un nuevo ser, en este sentido es como separarse energéticamente con el ombligo de la madre para reconectarse nuevamente con la Madre Tierra. El ombligo es el origen y el centro del universo, por esta razón se danza para recuperar la armonía del centro que es a la vez unidad y escisión en el acto de parir.
El parto con dolor como lo afirma la española Casilda Rodrigáñez (2007) es una construcción masculinizada que desvincula la relación afectiva entre la madre y el feto, al considerarse el parto, la lactancia y las gestación actividades sexuales. La escritora en su libro Pariremos con Placer realiza todo un alegato contra el falocentrismo y busca involucrar nuevos entendimientos alrededor de la maternidad como parte de la sexualidad femenina, señala que en el cuarto mes de gestación el feto empieza aplastar poco a poco el cuello uterino en un constante rebote lo que hace que el temblor del ser, produzca enormes placeres en la madre hasta el punto de llegar al orgasmo.
Así mismo, el parto asistido por una matrona reafirma por un lado, el vínculo ancestral de las comunidades con el territorio, y por el otro, se estrecha la relación de confianza de carácter colectivo estrechando los lazos de solidaridad y hermandad. Estas relaciones no están condicionadas por el factor económico ni enmarcadas por procedimientos médicos, lo que permite que el trabajo de la partería sea invaluable para la construcción social. La muerte de la madre o del recién nacido afecta profundamente las vida de estas mujeres impactándolas en su relación social y familiar. El tejido afectivo que se presenta en estas prácticas es incomparable, es como un amor maternal con el recién nacido y con la propia madre.
Otro tema bastante importante es el uso de la placenta, este tejido es entendido como la una unidad entre la madre y el feto, un lugar donde se envuelve estas dos existencias, un lugar material donde se inicia la primera relación afectada del feto con el mundo exterior, como la resalta la profesora Olga Grau: “la placenta es el momento cero es el cuerpo a cuerpo con la madre[1] un momento de materias compartidas donde ocurre la trasformación” (2017, p.5). Observemos, el relato de Irene Galeana un partera tradicional del pacifico colombiano que nos cuenta acerca del uso de la placenta.
Bueno, cuando la placenta es más demorada, yo cojo, hiervo un poquito de agua, le echo azúcar y un poquito de sal. Se la doy a tomar y unos 5 o 10 minutos, le mando a cerrar los puños de las manos, una mano sobre otra, cerrada y que sople fuerte. Y entonces al momentito eso sale. O que se haga masajes en los pezones o el ombligo. Esto es para ayudar a salir la placenta, porque muchas veces se pega porque la mujer se sienta en el quiso de la puerta, escalera, en hamacas, en lo que es frío. Después, la mando a enterrar para no sufrir el entuerto de la mujer. Yo le mando hacer un hueco en la tierra, en cualquier parte de la casa y le mando a echar brasas de carbón caliente y encima más tierra y encima más brasas. Y así, la mujer no sufre mucho de entuerto. Porque digamos, sale del organismo de uno y la metes en parte frías, aun cuando ya está separado del cuerpo de una, una siempre se siente, aunque los médicos dicen que esos son ideas y caprichos de uno, pero yo siempre digo que anteriormente las mujeres no sufrían como sufren hoy las mujeres después de paridas, porque si paren en el hospital, eso lo echan a un inodoro y eso se perdió. Esto es porque la placenta sale del organismo y sufre de los entuertos, sufre más dolores y la mujer se pone buchona, ¡hay mujeres que sacan unas barrigotas! Y una piensa que están embarazadas. Cogen frío, siempre cogen frío (Vásquez, 2008, p4)
La placenta es también reveladora del futuro, como lo dice Irene (2008) si se mira la placenta se logra conocer el número de hijos y sexo de los próximos bebes, si la tripa tiene nudos pegados va tener mellizos pero si están separados va tener solo un hijo, el sexo de la mujer es como una bolita y el de los hombres un línea. En otros casos la placenta se licua y es bebida por la madre después del parto.
A pesar de todo lo anterior, la tradición de la partería sigue siendo para el gobierno colombiano un oficio no reconocido, las matronas son tomadas por el Estado como comunicadoras sociales que realizan actividades informativas de carácter educativo y de salud maternal, pero nunca como prestadoras de un servicio de salud. Es bastante cuestionable esta postura de no considerarlas como personal calificado, si la base para ello es el análisis de estudios científicos que giran alrededor de elementos como la higiene persona, la mala adecuación para tratar casos complicados, la escases de equipos tecnológicos entre otros, dejando de lado la evaluación afectiva de sus prácticas reproduciendo nuevamente la tensión entre el sistema biomédico y la tradición ancestral.
En un reporte que realiza la OMS (organización mundial de la salud) en los años 90 afirman que la mayor causa de muerte de niños y niñas se debe a la práctica inadecuada de la partería. Se reporta una incidencia del tétano neonatal que en muchos casos se debe al inadecuado amarre del cordón umbilical produciendo infecciones que pueden provocar hemorragias que conducen a la muerte del recién nacido.
Aunque muchos programas de adiestramiento de parteras tradicionales han comprendido alguna forma de evaluación del cambio de los conocimientos y las actitudes de las alumnas durante el curso, hay que señalar la poca abundancia de estudios de seguimiento adecuados y a largo plazo para saber si los cambios de conocimientos, actitudes o (lo que es más importante) prácticas, persisten con ulterioridad. En el proyecto Danfa de Ghana se observó que a partir del curso había habido un constante aumento del uso de las cuchillas esterilizadas incluidas en el estuche de las parteras (dicho uso pasó del 42% de los partos en 1974 al 68% en 1976, según los datos de un cuestionario especial). También se notificó un aumento sistemático del uso de violeta de genciana para limpiar el cordón umbilical, en vez de sustancias tradicionales a base de hierbas y sal. (OMS, 1980, p30)
El “adiestramiento” como lo menciona la cita anterior se realiza de forma intermitente en las regiones donde se ejerce la partería ancestral, no se puede desconocer que estas zonas cuentan con un índice elevado de pobreza y violencia, y que se encuentran muy alejados de los corregimientos urbanos, por lo que parece insuficiente e inapropiados los programas de capacitaciones en esta región del país, además si consideramos que muchas de ellas no saben leer ni escribir o tiene una edad muy avanzada para tener la disponibilidad de aprender cosas nuevas. Por lo tanto, el informe presentado por la OMS no se adecuada a la realidad social y cultural de estas mujeres. Esta es una de las luchas que aún continua en varias regiones del país y, en muchos territorios latinoamericanos que sufren las mismas negligencias por parte del sistema estatal, por lo tanto, el presente estudio busca dejar abierta la reflexión para que cada una de nosotras y nosotros se ha capaz de dibujar un horizonte de compresión afectiva que nos permita vincularnos con la partería ancestral.
[1] Expresión de Luce Irigaray utilizada en su escrito El cuerpo a cuerpo con la madre. El otro género de la naturaleza. Otro modo de sentir (1985)
Julieth Niño, Profesional en Filosofía y Letras de la Universidad de Caldas-Colombia, estudiante de Maestría en Arte y Cultura Latinoamericana de la Universidad de Santiago de Chile. Escritora, profesora de Filosofía y activista ecofeminista. Ha publicado estudios filosóficos entorno al problema de la naturaleza en la revista de humanidades de la U. Santo Tomas y artículos literarios en la revista digital La penúltima verdad. Administradora del blog de difusión literaria https://vientosditirambicos.blogspot.com