NÚMERO 40, REVISTA MAL DE OJO EN SOLIDARIDAD Y APOYO AL PUEBLO PALESTINO
La guerra ha estado presente en toda la época relatada que conozcamos, tanto en el campo de lo probable, como en el de lo improbable: dioses, ángeles, reyes, demonios, militares, dinastías, tiranos. Mitos, leyendas o hechos evidenciables, en el cine, en la literatura y la poesía. En todo nuestro registro histórico, la otredad ha estado presente para identificarse o para rechazarla. El opresor y el oprimido. El invasor o el invadido. Humanos superiores, inferiores, de primera, segunda o tercera clase. Naturaleza heredada por los ancestros o simplemente adoctrinamiento, para hacernos pensar en la validez de masacrar a ese “otro”.
Comenzando el SXXI con “guerras” en televisión. A menor y mayor escala, siendo siempre el oprimido una excusa terrorista para justificar el blanco. Lo vivimos en América Latina, lo vemos potenciado al máximo en el oriente. Más de once mil asesinados en Gaza, la mitad de ellos mujeres, niñas, niños, ancianos, heridos en hospitales sin medicación, periodistas y paramédicos asediados, familias huyendo entre bombardeos y hambre. Sin agua, luz, comunicación. Refugios, escuelas, hospitales, son blancos para la angurria de israel sionista, aquella fiel representante de la histeria hegemónica, del bando de los genocidas.
El relato del genocida se cuela en el escenario, la pantalla de la prensa oficial justifica el veneno blanco que pretende arrasar cada gesto de futuro, con cada posible palestino que reclame un ajuste de cuentas, que pretenda luchar contra el saqueador. Las instituciones de derechos humanos piden alto al fuego, se escriben cartas, manifiestos, pancartas, rayamos murallas. El mercado de las armas sonríe. Las ganancias son desmesuradas a la hora de apostar vidas por balas. El poder de los misiles hace reverencia para agradecer el espectáculo de muerte que nos están haciendo observar. Presidentes del mundo reprochan los asesinatos, pero temen.
La mafia del petróleo, de las armas, del dólar, espera con ansias el descenlace, espera con dientes y uñas, también con más misiles, con la complicidad de la prensa, y la excusa del terrorismo. Nadie es capaz de detener el monstruo. En primera plana el mundo toma asiento a presenciar el genocidio. Aumentan las protestas en contra de la masacre, pero no es suficiente, el trabajo debe continuar.
La lucha palestina no es reciente, porque tampoco lo ha sido el asedio bélico del sionismo, la persecución que lleva décadas está siendo alimentada bajo el terror que también proporcionamos en el silencio, en la normalización del genocidio, en la ignorancia de creer que la democracia justifica todo lo posible. Cada latinoamericano, es también un palestino, una posible estadística que puede ser manejada por los poderosos si el precio de la tierra lo amerita. Cada latinoamericana es también una palestina, una niñas llena de sueños, una madre a oscuras velando por sus hijos, por agua, rogando a Dios por ayuda.
Revista Mal de Ojo se hace presente en esta edición con la mirada de diecinueve poetas de Chile, Italia, Venezuela, Colombia, Brasil, México, Puerto Rico, Argelia, Colombia, Bolivia y España quienes respondieron a la convocatoria en apoyo y solidaridad al pueblo palestino.
Agradecemos a quienes colaboran, leen y comparten esta publicación.
COLABORARON EN ESTE NÚMERO
Ana María Oviedo, Venezuela / César Hidalgo Vera, Chile / Dafne Malvasi, Italia / Domingo Zuñiga, Chile / Ernesto González Barnert, Chile / Erasmo Rivera. Chile / Eugenia Sánchez Nieto, Colombia / Isabel Guerrero, Chile / Isaías Cañizález Ángel, Venezuela / Joselyn Michelle Almeida, España / Julio Torres Sánchez, Chile / Mariana Ruiz, Venezuela / Máximo Solano, México / Mírian Freitas, Brasil / Mohamed Walid Grine, Argelia / Omar Garzón Pinto, Colombia / Paula Eva, Chile / Sergi Revert, Bolivia / Walberto Vazquez. Puerto Rico.
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