Literatura
Poesía
abril 2023
Poemas de Abel Santos
LA USURA
Acepto
que moscas se enreden con arañas
y que la simbiosis sea algo bello
y que los erizos se arrimen por soledad
pero
hay relaciones personales tan tacañas
que no sueltan ni siquiera aquello
que no les pertenece:
tu libertad.
(de Las lágrimas de Chet Baker caen a piscinas doradas,
Chamán Ediciones 2016; 2a edición 2017. Prólogo de Diego Vasallo)
AGUANTA UN POCO MÁS
Dicen
los filósofos existencialistas
que gracias a un profundo cansancio
no llegamos a caer
en un sentimentalismo fatal.
Pero déjame decirte como poeta
⸻que busca la publicación perfecta⸻
una cosa, y sólo una:
nadie debería salirse de quien es.
Hay tanta fealdad
fuera de la lluvia.
(de Algo te queda, Ediciones Vitruvio, 2022)
EL ENCARGADO
Fue mi jefe en aquel almacén
de La Moraleja, aquella mañana de derrota,
quien me hizo la pregunta inesperada
cuando confesé que no me gustaba el fútbol
y que mi pasión era la escritura:
⸻¿Eres un hombre sensible?
⸻Tan sensible como cualquiera que lo sea.
Pero con un detalle:
soy receptivo al lenguaje oculto de la vida,
por ello me encargo de transmitir
lo que otros no pueden
a través de la función de las palabras.
Aunque no siempre funciona.
Pareció comprenderlo.
Algo brillaba en la superficie triste de sus ojos.
Uno se da cuenta,
tras empaquetar decenas de miles de relojes caros
(junto con tus emociones más profundas),
que el cliente no apreciará en el pedido
nada más que el lenguaje
de una estúpida y perfecta maquinaria.
Hay que seguir trabajando.
(de Huelga Decir, 64 poemas sobre una crisis,
Boria Ediciones, 2019. Prólogo de Javier Cano)
ESTADO DE GRACIA
A las 6 de la mañana
asomarse a la vida que despierta y echar a andar.
Tener trabajo; tener un buen día en el trabajo
⸻y eso que hoy era el día de los hijos de puta⸻.
Responder a tu llamada perdida
y hacerte sentir, cuando dices soledad,
que la soledad es algo hermoso porque estoy a tu lado.
Acudir al refugio de animales
para pasear a un perro sin dueño.
Pasar la tarde juntos riendo en la playa
y ver cómo el mar cambia
y no se encuentra inmensamente solo y trágico
entre el cielo y la tierra.
Escribir en casa este poema,
y fumar poco en el proceso, escuchando el sonido
Summertime de Miles Davis,
visitado por una suave y refrescante brisa
esta noche de julio en la terraza.
No puede ser verdad. No puedo ser tan bueno.
Ganar todos los premios de poesía
a los que me presento.
(de Jass, 38 poemas a ritmo de jazz y blues,
Ediciones Tuertas, 2016. Prólogo de José Luis Morante)
Abel Santos (Barcelona, 1976). De formación autodidacta, él mismo ha bautizado su poética de Realismo Bastardo, que bebe tanto del mundo real como del mundo poético o más introspectivo, sin una clara escuela o movimiento literario como padre definido. Tras 12 años metido en drogas y alcohol, Abel Santos nos habla en sus poemas del peligro de traspasar ciertos límites. Ha publicado los libros de poesía Esencia (1998), El lado opuesto al viento (2010), Todo descansa en la superficie (2013), Jass (2016), Las lágrimas de Chet Baker caen a piscinas doradas (2016; segunda edición 2017), Huelga decir (2019), El camino de Angi (2020), Algo te queda (2022, libro finalista del XXIV Premio de Poesía Ciudad de Salamanca), y su Antología Poética Personal 1998-2014 Demasiado joven para el blues (2014). En 2015 coordina la antología La casa de los corazones rotos. Ha colaborado en numerosas asociaciones, tertulias y revistas, y participado en un buen número de libros de poesía. En 2018 gana el II Concurso de Poesía “Perfecto Esperpento” contra el Estigma en Salud Mental. Algunos de sus poemas han sido traducidos al árabe clásico, al catalán y al inglés.