Literatura
Poesía
Octubre 2020
Poemas de Johnny Barbieri
(Perú)
cuatro cuervos
cuatro cuervos cuelgan a mitad del camino
crecen ojos para ver tus pasos que se desploman
sobre la acera
la tierra envejecida echa sus raíces para detenernos
los cuervos neblinosos se paran sobre los fierros
que nos circundan
la lluvia nos atrapa afuera mientras busco la espesura
de esta luz que se va apagando de a poco
los alfileres cuelgan tu rostro en la noche
las sombras abultan los espacios de los errores
Todo es horror
Poe inmóvil canturreando ebrio al final del día
La buhardilla con cuatro cuervos y una cama cercenada
y el alcohol en ebullición
los libros rotos los poemas que se amomian sin ser leídos
Poe frente a nosotros ofreciéndonos sus ojos muertos
yo leo sus ojos hechizados escucho su voz que nos
llama en la noche cuando sólo hay espacio para la agonía
Las raíces del horror nos envuelven entrelazándonos
a sus delirios la cama da vueltas y nos anuda
los cuervos nos esperan tras las rejas para sacarnos los ojos
los candiles sólo muestran los perfiles
sólo muestran las sombras que se solidifican
a nuestras espaldas
tú llamas a Virginia y ella te acerca los suicidios
hay un camino que se curva con el vuelo de los cuervos
los negros caminos con destinos oscuros y graznidos de
todos los colores negros
mis ojos se hacen negros frente al poema
Poe y su cordón umbilical que lo une al cuervo eterno
Yo enmudezco leyendo el poema muerto.
IV
Tal vez no alcance a ser pájaro,
solo sea la ventana huida,
aquella ventana con sus dos ojos prófugos,
y esa luz tenue, misteriosa.
Aquella ventana inconclusa hecha de indefensas miradas
que solo existen para mí.
Tal vez no alcance a ser las mil flores que crecen
en el jardín,
solo sea la mano nerviosa eternizada a un movimiento
imperecedero sobre el papel.
Afuera no hay límites solo ruidos extraños que dejamos pasar.
Tal vez no alcance a ser la hoguera en invierno,
solo sea el paso que va sin destino,
el abrir y cerrar de ojos cuando sienta alguna presencia
en esa ventana que a ratos me hinca con su mirada,
o solo sea la otredad que huye,
la pesada mano que se aferra al filo de la vidriera
que se rompe.
VIII. En el Louvre
Una perspectiva de volumen sobre una mesa medieval
es el Louvre.
180 Una acuarela con colores degradados y
un cuadro de Chagall es otro Louvre.
La pata de madera de un caballete viejo que sostiene
un óleo de kandinski y la mujer que la mira es el Louvre.
El seno desnudo de la Maja, la mesa con frutos frescos,
185 la copa de vino tinto que tomaré a orillas del Sena es el Louvre,
Un rayo de sol, una turista japonesa que me sonríe mientras
contemplo la Venus de Milo es un pedazo de Louvre.
Aquel viejo pintor en la plaza Tertre que me ofrece un óleo
barato es otro pedazo de Louvre.
190 Las gárgolas del Notre Dame que parecen acecharnos,
un Delacroix es otro Louvre.
La mesa que se mueve, los jarrones chinos, el marco dorado,
el policía de seguridad que me observa,
el Gauguín del Orsay es el Louvre.
195 Las bancas del Palais Royal con nombres de poetas,
la Isla San Luis y la plaza Aragón es un pequeño Louvre.
Yo observo el atardecer
con un libro de Reverdy en la mano
y con todas las ganas de beber un Château Margaux
200 para aplacar el frío
¿sería eso acaso otro Louvre?
El pájaro que vuela,
la rubia que se sienta a mi lado y que posee los mismos ojos
que la Gioconda,
205 la gente que me rodea,
la guía con su radio en la mano haciéndome señas
y ese tren que se va sin mí es el eterno Louvre.
AMÉRICA MARÍA / de cómo se amaba a la mujer como al universo mismo
a Carmen Lizama
mi mujer se llama María, se llama luna, se llama siega en el campo
al atardecer.
se llama lluvia en el terral baldío, flama de leña que cuece los adobes,
río que serpea hacia las caudalosas aguas del Amazonas. se llama roble roto,
roca ígnea, nido de colmillos de caimanes.
mi mujer se llama María, se llama sol, se llama pared de granito que acaba
de caer.
se llama golondrina, se llama cántaro de agua, agua de garúa, tromba de enero, granizo de la Patagonia. se llama polen, mariposa iridiscente,
manos arqueadas por los años.
mi mujer se llama María, se llama mar, se llama tormenta mar adentro,
cardúmenes coleteando en la playa, barca encallada en la arena, albatros
volando en un vuelo eterno.
se llama crisálida, niebla densa, arroyo recién nacido, eco que repiquetea
en la montaña, luz chispeante, recodo hecho con mis manos.
mi mujer se llama María, se llama tierra, se llama volcán, se llama América
donde se inicia el orbe, fosa bajo el nevado, pastizal que siempre retoña, ubre para el nacido.
se llama cantera pulida, manto paracas, fruto que brota de la tierra, hoja de coca chacchada. se llama puna, andenería, serpiente tallada en la piedra,
helada que estremece en el altiplano.
mi mujer se llama María, se llama luna, se llama sol, se llama mar, se llama tierra, se llama América que crece y se ramifica al mundo.
MATRIZ VERDE / del verde como color de la natura
estoy recorriendo los espacios de las procreaciones,
las entrañas de América me muestran los dolores del parto.
madre genésica,
verde al sur con cactus pequeños,
verde al norte destrenzada de cabellos verdes,
verde ensanchado a los extremos,
voy mordisqueando el verdor hasta romper mis dientes.
el sol calienta la piel mientras camino sobre este tapiado
de yerbas verdes.
todo es verde a mi alrededor, esta isla es verde a perpetuidad,
verde vendaval, verde lluvia que cae sobre el tejado,
nervadura verde, verde safari excavado desde sus entrañas,
matriz verde cepa, hongo crecido, hojas verdes con flores verdes violetas,
germinaciones verdes.
el litoral se extiende mientras busco tu cuerpo entre el follaje crecido.
camino y al andar la tierra se recrea haciéndose más imperecedera,
más ladeada a los extremos y más honda al centro.
estoy en el centro, en esta hollada de verdor,
y la nieve no cae porque no hay nieve verde,
y la noche no se eterniza porque no hay noche verde,
y el cielo se estremece de un verdor que solo es posible ver
desde este punto verde de nuestra América que crece indetenible.
Johnny Barbieri .- Nació en Lima, Perú, el 01 de junio de 1966. Estudió Lengua y Literatura en la Universidad Nacional Federico Villarreal y Sociología en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Ganador del premio Nacional de Educación HORACIO 2003, el Premio de Poesía Taiwán 2011 y el Premio Copé de Oro de Poesía 2019. Fundador del grupo poético Noble katerba (1990) y el grupo nihilista La Mano Anarka (1995). Ha participado en Encuentros Internacionales de Poesía en Perú, Chile, Cuba, México, Colombia, Argentina y Bolivia, así como en presentaciones personales en España, Francia e Italia.
Su obra comprende: Branda (1993), El Libro azul (1996), Maka (1999), Jugando a ser Dios (2000), Carne de mi carne (2002), La Virgen negra (2003), Libro Hindú (2005), Yo es otro (2007), La Edad de oro (2010, cuentos), Corazón de abril (2011), Pampa de perros (2012, novela), Rotos todos los cabos (2013, antología poética), Bandera de herejes (2015), El Cabaret verde (2016, cuentos), El Hijo rojo y otros cuentos (2018) Expediente Vallejo (2020) y Madre América (2020). Hizo una Maestría en Literatura Peruana y Latinoamericana en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.